Ramón Salaverría: ‘Quienes desean diseminar contenidos falsos y narrativas de odio, lo hacen apuntando a las tripas más que a la cabeza’

El Gabinete de Comunicación y Educación de la Universitat Autònoma de Barcelona organizó la decimoquinta sesión del ciclo “El Gran Diálogo”, titulada “Autocuidado: retos y objetivos”. La jornada, que tuvo lugar el pasado martes 7 de octubre de 2025, fue protagonizada por el catedrático de periodismo Ramón Salaverría y moderada por el catedrático Santiago Tejedor.

Además, reunió a docentes, investigadores, estudiantes, periodistas y actores sociales de distintas partes del mundo para reflexionar sobre el impacto de la tecnología y las formas de autocuidarse en contextos de alta exigencia como el periodismo y la academia.

Ramón Salaverría es catedrático de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y Doctor por la misma universidad con una tesis sobre la evolución del concepto de noticia y las normas redaccionales. Su investigación se centra, mayoritariamente, en el ciberperiodismo y la desinformación y es autor de más de 300 publicaciones científicas, figurando en el ranking de Stanford de los investigadores más citados del mundo.

Desde 2024, es miembro electo de la Academia Europæa e investigador principal del observatorio europeo Iberifier, dedicado al análisis de los medios digitales y la desinformación en la Península Ibérica. Además, ha liderado iniciativas como Digital Unav – Center for Internet Studies and Digital Life, ha presidido la Sección de Estudios de Periodismo de ECREA y ha coordinado el Comité de Expertos MSI‑RES del Consejo de Europa sobre resiliencia mediática. Ha sido investigador visitante en la Universidad de Texas en Austin y ha impartido conferencias, talleres y formaciones en más de 30 países, así como en una decena de universidades internacionales como profesor invitado. Es además vocal de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo en España.

Durante esta sesión de ‘El Gran Diálogo’, Salaverría compartió varias reflexiones acerca de la implementación de la inteligencia artificial en el periodismo y el peligro de la sobrexposición a la tecnología. A continuación, os dejamos algunas de ellas:

“Desde 2021 trabajamos por entender la amenaza de la desinformación y tratar de monitorizar y hacer frente a ese desafío. La experiencia ha sido apasionante, pero nuestro objetivo es desaparecer. Sería deseable que esta red de investigación en torno a la desinformación en Europa dejara de tener sentido porque el problema ya no es relevante o ha desaparecido, pero lejos de ocurrir eso, ha ocurrido exactamente lo contrario. Situaciones como la guerra en Ucrania, las injerencias rusas en procesos electorales, situaciones de campañas de desinformación con motivo de desastres naturales, por ejemplo, el desastre de la Dana... Ocasiones en los cuales la amenaza de la desinformación está ahí y lo que debemos hacer es seguir investigando y publicando muchísimo”.

“Pienso, efectivamente, que la crisis de la desinformación es una oportunidad para el periodismo. Si la ciudadanía percibe como un problema el hecho de estar rodeada de información falsa que entorpece sus decisiones cotidianas, es evidente que hay una gran oportunidad para las organizaciones que se dedican a hacer información con criterios profesionales, para reivindicarse en un entorno donde existe tanto ruido y tanta contaminación. En muchas ocasiones, sin embargo, lo que termina ocurriendo es que son los medios de comunicación quienes quedan también contaminados por los fenómenos de desinformación, porque bajan sus estándares profesionales, porque entran en el juego del clickbait, de los contenidos virales, de unas dinámicas que tienden a buscar el tráfico a toda costa. Es el mismo juego al que juegan los que funcionan en el ámbito de la desinformación. Quienes desean diseminar contenidos falsos, narrativas de odio, etcétera, lo hacen apuntando a las tripas más que a la cabeza”.

“La inteligencia artificial tiene la capacidad de trastocar y recomponer gran parte de las estructuras industriales y profesionales del periodismo. La escala de la transformación solo es comparable con lo que vivimos con la aparición de Internet, aunque pienso que la velocidad del cambio que se va a experimentar con la llegada de la inteligencia artificial va a ser mayor. Es un tema muy relevante, que toca el tuétano del trabajo periodístico, que choca con los valores esenciales, con el valor de veracidad, el valor de servicio, la credibilidad de los medios. Es un tema totalmente poliédrico, como lo fueron Internet y la digitalización en su momento”.

“Yo no estoy seguro de que la gente vea exactamente lo que quiere ver. La gente ve lo que el algoritmo de la plataforma quiere que veas. Una de las consecuencias de este fenómeno es la generación de un mayor aislamiento, de un distanciamiento de las personas que tiene, por supuesto, una correlación directa con los fenómenos de polarización ideológica. Yo pienso que una de las cosas que habría que exigir a las plataformas digitales es una mayor transparencia algorítmica. Que sepamos cuáles son los criterios en virtud de los cuales nos presentan ciertos contenidos y nos ocultan otros. Porque esto no lo conocemos, es una caja negra. Creo que esto tiene una trascendencia, no solamente periodística o informativa, sino democrática, porque establece una serie de filtros, un gatekeeping que está en manos de las plataformas y por el cual no dan cuenta pública. Europa, en este sentido, está intentando establecer una serie de criterios de transparencia. Es el único entorno en el mundo que ha desarrollado una legislación orientada en ese camino”.

“Yo veo bastante iluso e ingenuo el planteamiento de que la inteligencia artificial viene a quitarnos la silla y que, por tanto, hay que poner barricadas para que no penetre en las redacciones. Eso no va a ocurrir. No ha ocurrido nunca con ninguna tecnología y, por supuesto, no va a ocurrir con la inteligencia artificial. Lo que hay que hacer, precisamente, es implantar y adoptar esta tecnología con un criterio inteligente y responsable. Y ese criterio no consiste en preservar para los periodistas aquello que venían haciendo y que no sea la inteligencia artificial quien la ocupe. Necesitamos incorporar esa tecnología, pero los profesionales de la información deben también hacer su propio esfuerzo de adaptación al nuevo escenario tecnológico. Hay una serie de tareas que son perfectamente realizables por la tecnología, pero hay cuestiones críticas que deben preservarse en la responsabilidad de los periodistas. Y ahora, cada redacción tiene que establecer cuáles son las tareas que desea delegar en la máquina, porque la máquina lo hace mejor, y cuáles son aquellas que resultan críticas y resultan indelegables”.

“¿Los periodistas hoy no tienen la misma credibilidad que tenían antes? Yo creo que lo que tienen es muchísima más competencia. En ese territorio yo creo que no hay que reivindicar un derecho especial para los periodistas. Más bien, lo que tienen que hacer los periodistas es ganarse la atención prioritaria. ¿Cómo? Yo pienso que volviendo a los orígenes, que consisten en asegurarse de la calidad informativa, de la veracidad, de la comprobación. Las grandes marcas internacionales -el New York Times, la BBC- no son los medios que habitualmente publican las primicias, sino aquellos que las cuentan de manera más precisa. Decía Gabriel García Márquez que «la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor». Yo creo que ese es el trabajo del periodismo”.

“La clave de una buena entrevista y la clave de muchas otras cosas también, pero desde luego de una buena entrevista es saber escuchar. Escuchar con atención, escuchar de manera activa, entender lo que nos están queriendo decir. Cuando las preguntas van con un cuestionario predefinido y da lo mismo lo que el entrevistado haya dicho en la respuesta anterior, porque nosotros ya tenemos el cuestionario predefinido, habitualmente esas entrevistas carecen de alma, de profundidad, de empatía. Cuando queremos comprender a la persona, entender cuáles son sus motivaciones, sus aspiraciones y sus miedos, la clave es la escucha”.

“Hay muchas familias en las que percibes escenas que a mí particularmente me dan pavor: niños de dos años con una pantalla que es como una especie de babysitter. Que para que esté tranquilo lo tenemos ahí hipnotizado con Bob Esponja, con Pocoyo, con lo que sea... Y claro, pensar que eso no va a tener una serie de consecuencias a medio y largo plazo es tener una miopía absoluta. Hay, por otra parte, muchos actores que están muy contentos de que eso ocurra, porque esto forma parte de su negocio. Creo que hay que reivindicar una responsabilidad familiar. Hay que dar ejemplo. Enseñar de verdad a los padres y a las madres y desarrollar un uso responsable. No me alineo con esas tesis que abogan por la cancelación, por la eliminación radical de las pantallas. Hay que hacerlo con procedimientos moderados, pero tenemos una responsabilidad colectiva. Y hay que tener muy claro en todo momento quien está más feliz con que esto ocurra”.

“La información es algo que necesitamos para tomar nuestras decisiones en sociedad, en un momento en el que hay tanta polarización y tanta incapacidad de escucha al prójimo. Creo que deberíamos recordar entre todos que los demás merecen tanta escucha y tanta atención como cualquiera de nosotros y que el periodismo debería servir para eso y no para lo contrario”.

El Gabinete de Comunicación y de Educación es un grupo consolidado y especializado en la investigación y divulgación científica, que pertenece al Departamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la UAB. Reconocido por AGAUR (Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca) de la Generalitat de Catalunya como Grupo de Investigación Consolidado en función de su trayectoria, proyección y desarrollo, desarrolla proyectos e investigaciones en el terreno de convergencia entre la comunicación y la educación. Desde su creación, ha desarrollado iniciativas destinadas a integrar, con conciencia y libertad, las tecnologías de la comunicación en la denominada sociedad global o del conocimiento. Bajo la dirección de Santiago Tejedor, el Gabinete organiza diferentes másteres propios, como el Máster en Periodismo de Viajes (presencial y online), el Máster de Comunicación y Educación, el Máster de Comunicación del Medioambiente y el Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral. El grupo posee una colección de publicaciones, en forma de artículos científicos, libros y capítulos de libro, y otros trabajos, muy amplia y variada que se renueva constantemente. Además, cuenta con un laboratorio de proyectos de innovación docente, transferencia y nuevos formatos que se conciben y desarrollan desde una perspectiva basada en la creatividad y el trabajo multidisciplinar. El Gabinete organiza cada año una expedición académica que recorre el mundo con estudiantes de diferentes universidades y carreras. Se trata de la Expedición Tahina-Can que ha sido premiada como mejor proyecto educativo de España. Además, cuenta con el portal Tu Aventura, la plataforma educativa InfoEDU y el proyecto de newsgames y ciencia Reporteros de la Ciencia.

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