Fabio Tropea: El peligro principal del uso de los nuevos medios es que crean una sensación de falsa objetividad

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Fabio Tropea es tal como él denomina a los usuarios de los nuevos medios: Un multitask. Investigador, periodista, sociólogo especializado en semiótica y profesor del Máster en Comunicación y Educación y del nuevo Máster en Periodismo de Viajes, ambos organizados por el Gabinete de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

 

La masificación de los nuevos medios ha significado importantes cambios a nivel de producción de textos y de lectura, asegura Tropea, y adelanta que todavía habrá más modificaciones. Esto, en un contexto de ventajas como la rapidez y permeabilidad de la información y de desventajas.  “El peligro  principal del uso de los nuevos medios es que están creando una sensación de falsa objetividad, un mito de comunicación horizontal, sin dueño, sin señores, cuando en realidad la información sigue siendo filtrada”, advierte.

-¿En qué medida la semiótica de las redes sociales se distingue, por ejemplo, de la de la prensa?

“Las redes sociales han modificado brutalmente la idea de texto y esto ha puesto en crisis incluso a los semiólogos, quienes han trabajado tradicionalmente con un paradigma fuerte de texto. El semiólogo ha ido viendo que el texto de internet es líquido, usando la afortunada metáfora de Bauman. Es una obra que se está haciendo y deshaciendo constantemente, donde las personas siguen generando y modificando sin pausa flujos de información. Entonces, la noción de texto se ha desplazado poco a poco hacia el flujo, haciendo que parezca más importante analizar este flujo de información que circula que la aportación singular del individuo”. 

 

- ¿La red cambió  la forma de leer?


“Seguramente. Se habla de muchos términos, de multitask, de lectura sincronizada. Incluso la idea de lectura ha sido puesta en crisis. La lectura es un paradigma Gutenbergiano que viene de la linealidad y existe una duda de fondo: hasta qué punto es correcto decir que los nuevos medios se leen. La lectura deja de ser una materialidad y se transforma en un estilo. Se ha metaforizado su idea. Debido a los ritmos distintos de los nuevos medios, se ha creado una aceleración y un vaciamiento de concentración y tal vez profundidad. Más que una lectura, los nuevos medios generan una cultura del  'vistazo' ”.

 - ¿Se pierde la lectura crítica o eso depende del usuario?


“Los que están acostumbrados a una lectura lineal, tienen una reacción de ‘vértigo’ frente a estos procesos de redes.  Los que han nacido con las redes,  encuentran un texto tradicional absolutamente pesado y no digno de atención. En cambio, para nosotros –y me incluyo entre los que hemos visto el paso de la tecnología- esto crea una nueva dinámica”. 

“Además, estamos yendo hacia una redefinición de la función del sujeto y una constitución de una inteligencia colectiva. Somos hijos y nietos de la individualidad, que es un invento de la modernidad y que la contemporaneidad  potenció, pero, los nuevos medios lo están aguando. Insistiendo una y otra vez sobre la importancia de la circulación y no del punto. Tanto que la sociología de los nuevos medios está  consolidando una noción de individuo como puro nodo. Lo que no deja de ser peligroso, porque se elimina uno de los presupuestos teóricos de la semiótica y, en definitiva, del humanismo, que es la intervención del sujeto en la producción de textos, la producción de signos”.

Red divina

-¿Cómo proyecta la evolución de la semiótica de las redes cuando éstas sean todavía más masivas? ¿Originará algún cambio adicional?


“Sí. Veo una desaparición progresiva de la cultura objetual. El objeto es lo que se diferencia, en al cultura tradicional, del sujeto. La masificación y multiplicación del uso de los nuevos medios, en cambio, está desmaterializando el objeto. Nosotros -los pertenecientes a la generación que no ha nacido con lo digital-, somos en parte coleccionistas de objetos. Hoy cada vez más se tiende a una práctica de mera utilización de la comunicación, sin el soporte  tradicional de algún objeto. Eso quiere decir que si antes estaba interesado en comprarme un VHS o DVD con una serie de televisión, hoy la lógica comunicativa es ‘me la descargo’ y no hace falta poseerlo. Hay más un problema de uso y de aprovechamiento con una consecuencia añadida de que se ha divinizado la red. En la red hay todo y es todopoderosa. Ya en el término, el hecho  que se diga ‘me bajo algo’ significa que consideras que está arriba. O, al contrario, puedes  ‘subir’ algo a la red. Me interesa mucho esta jerarquización involuntaria que se hace, de arriba y abajo”.

“Claro está, es una dialéctica constante entre sujetos, objetos, materias y flujos virtuales: El E- Book, es un caso específico y el híbrido más interesante que se ha producido como choque entre las dos culturas, porque es el súper objeto capaz de almacenar gigas de información  y a la vez es un objeto de escasa materialidad, pocos gramos de usabilidad pura”.

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¿Hay menos crítica a la red de la que hubo, por ejemplo, a los periódicos?


“Sí, se está creando una idea de hiperutilidad y de facilidad. Las cosas se encuentran fácilmente. Ya no tenemos que ser ratas de biblioteca. Hoy la lógica es menos del investigador y más de quien encuentra. Y encontrar es siempre fruto de la casualidad. Estamos postulando un futuro en donde la investigación tendrá cada vez más un componente de suerte, como se demuestra en el propio buscador Google, en donde se puede clickar, justamente, en la opción ‘tengo suerte’”.

 Como profesor del flamante Máster en Periodismo de Viajes, Tropea afirma que “si no existiera hubiera tenido que inventarse, porque ha materializado deseos, intereses y aspiraciones de mucha gente”. Eso sí, como en toda innovación cree que hay que ser cautelosos: “Me temo que la suma o multiplicación de muchas cosas distintas nunca da un objeto fácil. Ahora, quitando este miedo que es típico de las operaciones innovadoras y si sabemos gestionarlo, encontraremos algo realmente atractivo, que será más laboratorio y menos supermercado”. Respecto del Máster en Comunicación y Educación, que celebra sus 20 años, el profesor plantea que es un programa que ya ha superado “la mayoría de edad” y “es uno de los lugares con más capacitación para ejercer un discurso crítico sobre la comunicación y la educación. Desde hace años lo ha hecho no sólo como espectador sino como actor”, señala.

 

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