Educación y generación de competencias para la innovación, una tarea pendiente en América Latina

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La educación, las competencias y la innovación son prioridades que deben atenderse para lograr una política de crecimiento más homogénea en América Latina. Se estima que para este año los países de la OCDE experimentarán un crecimiento económico mayor al de esta región por primera vez en la última década. No obstante, los países líderes de Latinoamérica lograrán cifras de crecimiento en sus PIB de entre el 4 y el 7%.

Estos son algunos de los datos que revela el reporte "Perspectivas económicas de América Latina 2015", recientemente publicado por la OCDE, la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) y Naciones Unidas. De acuerdo con la publicación, América Latina seguirá creciendo, superando en parte los episodios de ralentización económica surgidos en 2013.

Aunque el global de crecimiento estimado en 2014 se ubica entre el 1 y el 1,5% del PIB regional alrededor de un punto por debajo del conjunto de países de la OCDE para 2015 se espera que el bloque retome un crecimiento de entre el 2 y el 2,5%.

El declive de las economías latinoamericanas respondió al escenario general de estancamiento económico mundial. Sus proyecciones positivas se explican por los escenarios de cambio en Europa, la reactivación de la economía norteamericana y la presencia de China como nuevo motor de la economía de servicios.

En este sentido, las economías de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana, que han desarrollado mayores proyecciones económicas, tanto en su comportamiento interno como frente a las exportaciones, mantendrán un ritmo de crecimiento de entre el 4 y el 7%. Países como Brasil, Chile y México, por su parte, advertirán un crecimiento moderado, y Argentina y Venezuela reportarán, aún, tasas negativas de crecimiento.

El informe explica que los mayores crecimientos de algunas economías latinoamericanas han respondido históricamente a episodios de bonanza marcados por la exportación de recursos primarios. Igualmente, advierte sobre la necesidad de poner atención sobre una posible reducción en las previsiones de crecimiento de la región, dada la disminución de este tipo de bonanzas.

La recomendación para la región en relación con esto es generar mecanismos eficaces de respuesta económica y fiscal, y apostar con fuerza por la mejora de la calidad de la educación y la generación de una fuerza de trabajo mejor cualificada.

 

Educación, habilidades e innovación para el desarrollo

 

La respuesta para afrontar la crisis y lograr un crecimiento continuo y de inmersión en las dinámicas de modernización está dada por la generación de competencias para la innovación. Frente a este requisito, América Latina está en necesidad de atender la denominada "trampa del ingreso medio", esto es, hacer que el grueso de países de la región logre fortalecer la clase media y generar actividades de mayor valor agregado.

En Latinoamérica, solo Chile, Uruguay y algunas economías del Caribe son considerados países de alto ingreso económico. Esto se debe a que son los únicos que han logrado generar mejoras significativas en su educación, generando competencias avanzadas que, junto con un entorno económico favorable, se han convertido en capacidades de innovación y estimulado el fortalecimiento de su clase media.

El informe destaca los casos de China e India, donde más de 1200 millones de trabajadores se enfrentan a un mercado que demanda un mínimo de capacidades. Esto ha hecho que se apueste por la educación superior, pasando de una tasa media de finalización de estudios superiores del 36% en 1980 a una sobre el 56% en 2010. Para lograr que América Latina se integre a este fenómeno de cambio, explica el informe, se hace necesario liberarse de la dependencia sobre las materias primas.

La solución radica, además de en la adquisición de competencias de alto nivel, en la generación y promoción de las llamadas "capacidades blandas", que permiten la adaptación a varios entornos de trabajo y producción, dando a los trabajadores la capacidad potencial para una pronta profesionalización de sus habilidades específicas.

Este tipo de competencias permiten la movilidad y adaptación a diferentes nichos competitivos; capacidad de la que América Latina carece dado que es la región que presenta un mayor desajuste entre demanda y oferta de capacidades y que ha generado un marcado desarrollo de actividades económicas informales, de baja capacitación y poca productividad.

Finalmente, concluye el reporte, generar más posibilidades de educación y apostar por la mejora de la calidad de la misma, se constituye, a medio plazo, en el único motor de crecimiento económico sostenible, y en la posibilidad de inclusión social y de reducción de las marcadas desigualdades de las que padece la región. Estos esfuerzos, según el propio informe, se traducirían en un incremento de competencias que pueden generar escenarios de innovación, y de esta manera, cumplir la tarea pendiente en la región de dar el paso hacia el desmonte del crecimiento basado en las materias primas, al de la productividad laboral y económica basada en el conocimiento, el empleo formal y el empoderamiento y fortalecimiento de la clase media.

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