Economía de las industrias culturales en español

La relación entre economía y cultura parece no tener un punto en común. Se vislumbran como conceptos lejanos y sin cruce alguno. Pero en realidad, su vínculo es más cercano de lo que parece y se refleja principalmente a partir de la aparición del consumo de masas en el siglo XX, en donde la producción cultural se convierte en industria cultural con su incorporación a la producción en serie.

Partiendo de esta relación, el libro “Economía de las industrias culturales en español”  brinda una visión global, histórica, estadística y política de los aspectos económicos de las industrias culturales en español. Éste forma parte de la colección: “Valor económico del español: una empresa multinacional”, publicada por Fundación Telefónica y Editorial Ariel y es el número octavo de la serie. El desarrollo del estudio que ha dado resultado a este trabajo editorial fue coordinado por  Manuel Santos Redondo, profesor de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Complutense de Madrid, colaborador del diario Expansión y de la revista Actualidad Económica, con la colaboración de Manuel Moisés Montás Betances.

El libro se divide en tres partes. La primera parte presenta una visión histórica de la industria cultural y  delos métodos disponibles para delimitarla y medirla. Al establecer este marco teórico el estudio aborda los grandes números de las industrias culturales en español como son el teatro, la danza, la música grabada y en vivo, el cine, la televisión y la radio, los libros, los periódicos, las revistas, el turismo idiomático, los juegos, la publicidad y la informática.

Elementos de interés del estudio son las cifras como el peso de las industrias culturales en español en la economía con una aportación del  2.8% del PIB anual, representados principalmente por la edición e impresión y seguido por la TV y radio.

En la segunda parte, se desarrolla cada sector concreto dentro de las industrias culturales, dividiéndolas en cuatro grandes apartados: artes escénicas y musicales, medios audiovisuales, industria editorial y otras industrias en donde se consideran aquellas que su conexión con la cultura es más discutida (juegos, turismo, informática y publicidad).

Datos como el de la tradición de doblaje en España, que nació durante la Segunda República y se vio reforzada durante el franquismo por una normativa promulgada en 1941, derivan en conclusiones que explican la exigencia comercial del doblaje en España actualmente.

La tercera  del libro parte recoge las conclusiones principales y algunas recomendaciones de política, así como futuras líneas de actuación en las industrias culturales en español: “La cultura en español tiene ahora una audiencia global y las industrias culturales españolas viven un proceso de internacionalización… La continuación lógica de este trabajo es una futura valoración de las industrias culturales en español que abarque el mercado global de las creaciones culturales vengan de España o de cualquier otro país y su comparación con lo producido en otros idiomas”, concluye la obra.

 

 

 

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